Hace ya once años que las Naciones Unidas proclamaron el 9 de Diciembre como el Día Internacional de la Lucha contra la Corrupción.
Este año bajo el lema “rompe la cadena de la corrupción” la jornada coincide más que en ninguna otra edición anterior con el clamor popular en que vive nuestra sociedad, donde la Corrupción ha trepado hasta el segundo lugar en la lista de preocupaciones de los españoles según las encuestas del CIS.
La profunda crisis económica y social que va dejando un desgarrador panorama de desahucios y parados contrasta con las noticias que día a día nos ofrecen un reguero de Cajas de Ahorro expoliadas, obras públicas faraónicas e inútiles, cuentas en paraísos fiscales, recalificaciones delictivas, tarjetas black card y Cajas B.
Definir el fenómeno de la Corrupción
Jorge Malem, Catedrático de Filosofía del Derecho de la Universidad Pompeu Fabra apunta que la Corrupción es un fenómeno Universal que encontraremos en todos los países, épocas, sistemas políticos y esferas, es Instrumental ya que se ofrece como un medio adecuado para conseguir objetivos que de otro modo son más difíciles (o caros) y Contextual porque encuentra en ciertos entornos geográficos, culturales o en ciertas actividades un hábitat más propicio para su desarrollo.
Analizar cualquier fenómeno de corrupción nos exigirá, por lo tanto, atender a estos tres predicados de la misma, pero ¿Cómo podríamos definir la Corrupción?, se trata de la violación de un deber institucional para obtener un beneficio no permitido, inmediato o futuro, a cambio de una expectativa de beneficios en un marco de ocultamiento que no siempre es delito. Es decir, más allá de los supuestos típicos previstos en el Código Penal, existen prácticas corruptas que no son delito y que en muchas ocasiones fomentan un “clima pre delictual” que no debemos dejar de tener en cuenta, hablaríamos por ejemplo del fenómeno de las “puertas giratorias”.
Existen dos formas esenciales de ejercer la corrupción: mediante el soborno y mediante la extorsión. La primera de las formas está en franca expansión en todo el mundo y debido a la puesta de acuerdo entre ambas partes, existen enormes dificultades para combatirla ya que se envuelve en un “pacto de silencio”. La extorsión, es una forma de corrupción que por su componente coactivo podemos asimilar a ciertos delitos comunes.
Hablamos también de pequeña corrupción cuando se trata de prácticas extendidas entre los niveles más bajos de la administración, se trata de una “democratización” de la corrupción que asciende algunos niveles pero escasamente llega a los niveles de alta decisión política y administrativa, es una corrupción poco fiable para el corruptor ya que no le asegura resultados y en muchos casos es más un fenómeno de extorsión que de soborno. A modo de ejemplo, recientemente hemos conocido que el Gobierno de México pretende disolver los cuerpos de policía local a causa del alto grado de corruptelas en que se ven implicados.
En contraposición encontramos la gran corrupción, que afecta a los más altos niveles de la administración y que es el medio preferido por los grandes corruptores, ya que origina unos efectos descendentes dentro de la cadena de decisión administrativa que asegura la eficacia del pacto corrupto. Es fácil comprender de qué hablamos si nos fijamos en la gran mayoría de recalificaciones de terreno en España que han terminado en nuestros Tribunales.
Comprender la Historia de la Lucha contra la Corrupción es comprender un fenómeno de alcance mundial
El Día Internacional de la Corrupción es un hito más de la lucha internacional contra la corrupción impulsada por las Naciones Unidas y la OCDE, pero ¿Cuáles son los orígenes?
La historia legislativa contra la Corrupción comienza en los años Setenta y en el contexto de la Guerra Fría, con las intensas campañas mediáticas que lanza la URSS contra las empresas norteamericanas acusándolas de prácticas corruptas en todo el mundo para extender el capitalismo. La reacción norteamericana no se hizo esperar y la SEC (órgano regulador de la Bolsa en EEUU) inicia una investigación que descubre más de 400 multinacionales americanas corruptoras en el extranjero y que provocan la campaña “salvemos el capitalismo” cuyo máximo exponente es la FCPA (Foreing Corrupt Practices Act) aprobada en el año 1977.
Los avances en las prácticas “limpias” en EEUU fueron evidentes, pero a costa de grandes pérdidas económicas de sus empresas que, en el extranjero, veían cómo sus competidores sobornaban a funcionarios de otros países para obtener contratos impunemente. Como muestra, indicar que en esos mismos años las empresas multinacionales alemanas se desgravaban como gasto los regalos y sobornos que abonaban en el extranjero para conseguir contratos. El hecho que la SEC aplicara la FCPA a todas las empresas, americanas o no, que cotizaban en la bolsa de EEUU no era un freno suficiente para las prácticas corruptas si las consentían otros países.
EEUU entendió que la lucha contra la corrupción, si querían que fuera eficiente, debía ser una lucha global, y así llegamos al Convenio de la OCDE de 1997 (que abarca 40 países) y al UNCAC (United Nations Convention Against Corruption) que han suscrito un total de 168 de los poco más de 190 estados que existen en el mundo y que no deja de ser otra de las muchas respuestas de EEUU a los atentados del 11-S, derivada de constatar las conexiones existentes entre Corrupción y Terrorismo Internacional.
Los grandes objetivos en la lucha contra la Corrupción
Las estrategias contra la Corrupción se vertebran en tres grandes ejes:
1.- Fomentar internacionalmente la Transparencia y el Buen Gobierno, tanto en los ámbitos de la Actividad Pública como de la Iniciativa Privada. El desarrollo e implementación de Códigos de Conducta en las Organizaciones y la gestión de las mismas desde valores éticos deben ser pilares fundamentales de la Gobernanza en el S XXI. Esta estrategia global viene impulsada por iniciativas como United Nations Global Compact, u OCDE Public Governance.
2.- Incrementar la coordinación internacional de las políticas de prevención del blanqueo de capitales. La Corrupción crece en la medida en que tiene mayores posibilidades de distanciar el negocio corrupto del pago espurio, y por este motivo la Comisión para la Prevención del Delito y la Justicia Penal de las Naciones Unidas ya ha advertido que el S XXI vivirá un incremento del fenómeno de la Corrupción no conocido en épocas anteriores, como consecuencia de la Globalización y liberalización de los mercados y la consecuente expansión internacional de las tramas de blanqueo de capitales. Así, comprobamos cómo la firma del Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción, en el año 2003, coincide con la introducción por el GAFI de las Personas Expuestas Políticamente (PEP) entre los objetivos de las políticas internacionales de Prevención del Blanqueo.
3º.- Perseguir y castigar las prácticas corruptas mediante el reforzamiento de los instrumentos de colaboración internacional y la eliminación de barreras legales internas. Es de destacar la extraterritorialidad de algunas de las más importantes normas anti corrupción, como ocurre con la FCPA americana, que la SEC y el Departamento de Justicia no sólo aplican a las empresas norteamericanas, sino también a todas aquellas que cotizan en la Bolsa de EEUU, o la más reciente Bribery Act británica, una verdadera norma extraterritorial que no tan solo afecta a las empresas establecidas en el Reino Unido.
La lucha contra la Corrupción se organiza desde tres niveles diferenciados
En primer lugar el Internacional, mediante la consolidación y el desarrollo de las políticas supranacionales a través de organismos como el GAFI (Grupo de Acción Financiera Internacional, dependiente de la OCDE) o el GRECO (Grupo de Estados contra la Corrupción dependiente del Consejo de Europa) o la Comisión de Prevención del Delito y la Justicia Penal de las Naciones Unidas. que pretenden dar una respuesta coordinada a un fenómeno de expansión mundial fomentando políticas comunes, especialmente en países en vías de desarrollo o con estructuras de estado débiles donde los Convenios Internacionales y el respaldo de los estados más fuertes se hacen imprescindibles por ejemplo a la hora de requerir información a los paraísos fiscales
En segundo lugar el nacional, donde resulta absolutamente imprescindible recoger e implementar, adaptándolas a nuestro entorno normativo y cultural, las políticas de concienciación, prevención y represión de la Corrupción antes mencionadas.
Y en tercer lugar debemos tener muy presentes las políticas intraempresariales, basadas en el Buen Gobierno Corporativo y el cumplimiento normativo (Compliance) que se van convirtiendo progresivamente en una exigencia a nivel mundial integrada en la legislación positiva de los Estados. Así, las propias empresas se han convertido en a primera trinchera de la lucha contra la Corrupción y el Crimen Empresarial, exigiéndoseles un comportamiento acorde a la Ley bajo la amenaza de graves sanciones penales y económicas, que disuadan a las compañías de intentar el negocio corrupto.
Retos próximos a afrontar por la Sociedad Española
¿Cuáles son los retos más urgentes que debemos afrontar como sociedad?, ¿Dónde están esos puntos débiles que nos han convertido en una sociedad tan propensa a los escándalos de Corrupción?
En primer lugar, parece obvio que se hace urgente una profunda revisión de los valores que hasta ahora han predominado en la gestión tanto de lo público, como de lo privado. La cultura del pelotazo, del éxito rápido, la gestión de lo público desde el cortoplacismo y el clientelismo político y la falta de autocrítica en general deben sustituirse por una profunda revisión de los valores éticos empresariales, la efectiva aplicación de nuevos Códigos de Buen Gobierno del sector público, el fomento de la Transparencia en la gestión y una exhaustiva revisión de los principios y valores que deben regirnos como sociedad.
Este es el momento óptimo para acometer tan importante tarea, en consonancia con lo que ya es una tendencia y preocupación mundial liderada por las principales organizaciones supranacionales: Repensar los valores, para refundar la relación entre lo Público y lo Privado, y la relación entre ambas y los ciudadanos.
Y esta profunda reflexión que debemos exigir a nuestros representantes tiene necesariamente que ir acompañado por un refuerzo de las políticas de prevención y represión del delito de Corrupción.
En la lucha contra la Prevención del Blanqueo de Capitales disponemos de unos instrumentos legales avanzadísimos, pero no servirán de nada si no dotamos a los organismos de supervisión y control (léase SEPBLAC y Secretaría de la Comisión) de los medios humanos y materiales para exigir, y a la vez respaldar, a los sectores económicos y empresariales afectados una correcta aplicación de las medidas de prevención del blanqueo. Mantener el sistema “en tensión”, para evitar ratoneras por donde se nos filtren los frutos del negocio corrupto.
En cuanto a las políticas de represión del delito, es evidente que un incremento de la legislación no mejorará la eficacia de la lucha contra la Corrupción. Es urgente dotar a los Juzgados, a la Fiscalía y a los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado de los medios humanos y materiales adecuados para afrontar un fenómeno delictivo que se aleja de las bases de la criminología tradicional. Potenciar los equipos de averiguación patrimonial, facilitar la eficacia de las piezas de responsabilidad civil y de la adopción de medidas cautelares patrimoniales, gestionar adecuadamente los activos incautados son algunas de las infinitas medidas propuestas por los mismos operadores jurídicos afectados y que se resumen en una frase: voluntad política en la lucha contra la Corrupción.
Y por último, insistir en la importancia de vertebrar políticas eficaces en el ámbito de la Responsabilidad Penal de la Persona Jurídica, un instrumento que se han mostrado de gran eficacia en países pioneros como EEUU, ya que no existe corrupto sin que exista corruptor y es evidente que estos se hallan en el sector privado, muchas veces el gran olvidado de los escándalos de corrupción, donde frecuentemente ponemos el foco en el político de turno y nos olvidamos de buscar y señalar a la mano que mece la cuna.